jueves, 8 de diciembre de 2011

"EL NIÑO SOLÍN"

Autor: "El Marley"



“Había, en un pueblo llamado Altamirano, un morro que nació en una familia de clase media. El morro tenía primos; pero sobre todo, tenía primas guapas; es decir, primas sabrosotas. El morro creció con la idea de ser un abogado; pero nunca se imaginó que el paso de la vida, una broma le estaba jugando.

“Un día el morro se preguntó ‘¿Por qué a mi papá no lo conozco y por qué mi mamá me abandono [sic] con mis tíos?’

“El morro empezó —el muy cabrón— a ganarse la confianza de sus primas, y el día que logró la total confianza de las güeras, le entró su mamada de manosear a su prima. Pero la nena, un poco roñosa, quería que la cogiera, y en el transcurso del intento, el morro vio una carota de vaca enojada que llevaba rato espiando: era la mamá de la nenita.

“Ésta ñora [sic], muy enojada, echó de la casa al morro o sea su sobrino; no le importo [sic] si comía, qué tenía para vestir. El morro, muy abusado, pedía alimento en las casas pero se dio cuenta que era un pueblo muy pobre y se preguntó ‘¿Qué hago yo solo aquí, sin zapatos, sin comida ni abrigo? Necesito alguien a mi lado, de plano, porque me encuentro tan solo y jodido’.

“-Cómo me gustaría —dijo el morro— tener una casa y unos padres que me den amor como tantos niños más.

“El morro se enojó muy gacho con la vida y llenó de rencor su pobre corazoncito.

“-Cómo no me muero para no seguir sufriendo —dijo con lágrimas en los ojitos.

“Un día, caminaba por un callejón y unos morros medio locos lo toparon, pero los otros morros nunca pensaron que éste [sic] mentado Solín era cabrón para los vergazos y en cuanto lo insultaron y trataron de lastimarlo, el morro agarró unas piedras y se defendió como pudo; pero estos morros llenos de enojo, porque sólo [sic] un morro los había arranado, pidieron paro para partirle la cara al pobre niño que sin querer se metió por el callejón que le cambiaría totalmente su pobre vida. El morro iba caminando, ya no llorando sino nervioso y asustado por lo que pasó con los morros que según eran gandallas, cuando de pronto y sin querer, el morro miró hacia atrás y vio cómo seis cabrones venían contra él.

“El morro se llenó de miedo al ver que venían contra él, así que se puso a correr y se perdió y se detuvo hasta que no vio más a los que le agredían; así que se tranquilizó. Siguió caminando cuando de pronto llegó a una terminal de camiones y sin saber nada, el muy cabrón se metió a un camión a robar comida, pero un bato lo vio y el morro se asustó y se escondió, pero pasó algo que no se imaginaba en su inocente vida.

“Se durmió sin querer, yo creo que el pobre estaba tan débil que nos e dio cuenta a qué hora se durmió, sólo sabe que cuando lo despertaron, el chofer le preguntó ‘¿Dónde están tus padres, te olvidaron aquí en el camión?’

El morro, con cara de inocente le dijo al chofer: ‘Yo no tengo familia soy un niño solo, olvídeme’ y el chofer llenó de lagrimas [sic] sus ojos y abrazó al morro que ahí estaba, chorreado y hambriento”.




Escrito publicado en el libro: Desde la Cárcel te cuenta un Adolescente. (2009). 
México: Proyecto DIFA, Alternativas y Actualización, Asociación Civil/INDESOL, pp. 111-112.

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